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lunes, 23 de julio de 2012


Esta es una flor de Thailandia .. 
Tambien es una de las especies protegidas y no es permitido exportarla
. 
Esta sera la unica forma de ver esta flor. 
 
MUY EXTRANA 

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QUIEN SI NO DIOS

PODRIA HACER ESTO? 
 

viernes, 20 de julio de 2012


20 de julio de 2012 – Los agentes de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. (U.S. Customs and Border Protection, CBP) han visto aumentar las maneras ingeniosas, extrañas y hasta ridículas de contrabandear drogas y personas al país.
10. Un bebé contrabandista.
Un mujer cruzó el puesto de control de la patrulla fronteriza de San Clemente en California con una bolsa de pañales llena de artículos para bebé, lo que implica biberones, pañales, baberos, un chupón, todo lo necesario para viajar con un bebé, pero lo más curioso es que también llevaba consigo seis paquetes de cocaína. Otros tres paquetes en su bolsa. Se estima que el valor de venta de las drogas en la calles es de unos $218,000. Finalmente la arrestaron.
9. Verduras disfrazadas
Un hombre que en apariencia regresaba a su casa de la tienda de comestibles terminó siendo el protagonista de un importante arresto por tenencia de metanfetamina cuando una unidad de perros policía K-9 detectó mediante el olfato que las latas de verduras no solo contenían judías verdes sino también metanfetamina “cristal”. El ciudadano estadounidense de 42 años de edad fue arrestado por los agentes de la Patrulla Fronteriza de EE. UU. en Pine Valley, CA. Se calcula que las latas de 10 libras de “verdumeta” tenían un valor de más de $192,000.
8. Un surfista contrabandista
Cuando no hay olas, los surfistas suelen quedarse en la casa. Quizá por eso los agentes de la Patrulla Fronteriza sospecharon cuando detectaron a un surfista contrabandista de drogas a unos 200 metros de la costa en Imperial Beach, cerca de San Diego. Poco después de que la policía entró en el agua para interrogarlo, un bolso de viaje con casi 25 libras de marihuana apareció en la orilla.
7. Hace que las camisas queden suaves… y paranoicas
Así es como se blanquean las rayas de los trajes de presidiario: hace un par de meses, dos ciudadanos estadounidenses intentaron contrabandear cocaína en cajas de detergente para la ropa en el puerto de entrada de San Ysidro. Los agentes portuarios registraron el automóvil y confiscaron 12 paquetes de cocaína, valuados en $294,000.
6. Un par de zapatos de vestir de $45,000
Hablando de dolor de pies… Un hombre mexicano de 23 años de edad fue detenido en un autobús comercial que viajaba a San Diego. En su equipaje, el equipo canino de la Patrulla Fronteriza descubrió heroína —con un valor de $45,890— escondida dentro de un par de zapatos extra. Los zapatos que llevaba puestos también contenían heroína.
5. Salsa picante que se fuma
La agencia de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. hizo un descubrimiento picoso: 2,330 libras de marihuana en cajas de salsa picante, con un valor de $1,400,000.
4. ¡Una enorme carga de “lechuga”!
Se encontró marihuana valuada en $1,800,000 en un cargamento de lechuga que pasaba por el establecimiento de procesamiento de cargas de Otay Mesa cerca de San Diego. El servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. dijo que una unidad canina descubrió 136 paquetes de marihuana, con un peso de más de 3,000 libras, en el acoplado de un camión.
3. Un viaje penoso
Un equipo canino detectó a un hombre que intentaba contrabandearse a sí mismo a los EE. UU. en un puesto de control de Jamul, CA. Se había metido entre el tanque de gasolina especialmente adaptado y el chasis del camión. Tanto el conductor como el inmigrante indocumentado quedaron arrestados.
2. Droga rodante
Un ciudadano estadounidense fue arrestado por contrabandear cinco libras de marihuana debajo del asiento de una silla de ruedas en el puerto de entrada de San Ysidro. El hombre de 19 años de edad, que iba sentado en la silla, fue registrado luego de que un agente de Aduanas y Protección Fronteriza dijera que parecía nervioso. La unidad canina encontró los paquetes.
1. ¿De verdad religiosa?
Una mujer de Ciudad Juárez que cruzaba el puerto de entrada hacia El Paso dijo que los únicos artículos que tenía que declarar eran unos retratos enmarcados de Jesús. Sin embargo, un perro detector descubrió la verdad detrás del cuadro: 30 libras de marihuana. La mujer fue entregada al Departamento de Policía de El Paso.
Con información de Planetacurioso.com

sábado, 14 de julio de 2012



Berlín, 1901 - París, 1992) Actriz cinematográfica alemana. Hija de un policía y de una dama de buena cuna, desde muy pequeña recibió una formación muy severa que cuidaba tanto sus modales y educación como su manera de vestir. Esta formación y sus aptitudes musicales la introdujeron en el mundo del cine como miembro de orquestas que acompañaban a las proyecciones de cine mudo.


Con apenas 19 años (en este momento ya se presentaba como Marlene, nombre que le surgió de fusionar sus dos nombres: Maria y Magdalene) fue rechazada por el director teatral Max Reinhard cuando intentó entrar en la Deutsche Theaterschule, aunque dos años más tarde lo conseguiría, y durante un tiempo alternó sus clases con breves apariciones en otros espectáculos y algunas películas dirigidas por Georg Jacoby (Los hombres son como esto, 1922) o William Dieterle (Un hombre al borde del camino, 1923), entre otros. Se casó con Rudolf Sieber en 1924, tras conocerse en el rodaje de Tragedia de amor, de Joe May. Comenzó a ser reclamada para diversos papeles por directores como George W. Pabst (Bajo la máscara del placer, 1925), Alexander Korda (La moderna Du Barry, 1926) y Gustav Ucicky (Cuando la mujer pierde su camino, 1927).


Sin duda, el momento más importante de su carrera tuvo lugar cuando Joseph von Sternberg la llamó para interpretar el papel de Lola-Lola en El ángel azul (1930), una de las películas más importantes de ambos y de la historia del cine; una historia sobre la decadencia humana en la que Marlene/Lola demuestra una pasión encendida para todos los que se mueven a su alrededor.


El éxito y la popularidad que alcanzó tras el estreno de la película la llevó a Hollywood, en donde la Paramount la contrató para intervenir en Marruecos (1930) al lado de Gary Cooper, el galán del Estudio. Fueron dirigidos por Sternberg, quien la tuvo a sus órdenes en otras cinco películas más, cubriendo una de las etapas más interesantes de sus respectivas carreras y convirtiéndola, asimismo, en una de las actrices más taquilleras de la década de los treinta.

Si en cada uno de sus nuevos trabajos Sternberg supo descubrir en su actriz algún detalle diferente, el público la buscó siempre encantado por su deslumbrante presencia y su mágica expresión, sorprendiéndose con personajes como el de Shanghai Lily en El expreso de Shanghai (1932). Fueron unos años de creciente popularidad que finalizaron con la separación artística del director y la actriz.


Tras este idilio creativo, Marlene inició una nueva etapa en la que trabajó con directores como Frank Borzage (Deseo, 1936), Richard Boleslawski (El jardín de Alá, 1936; trabajo por el que cobró uno de los salarios más altos del momento) y Ernst Lubitsch (Angel, 1937). A lo largo de los años cuarenta trabajó en todo tipo de producciones, especialmente en westerns como Arizona (1939), de George Marshall, o Los usurpadores (1942), de Ray Enright, junto a James Stewart y John Wayne.


Antes de la Segunda Guerra Mundial obtuvo la nacionalidad estadounidense, gesto que le hizo participar activamente en la venta de bonos y formar parte de las comitivas de artistas que se desplazaron al frente durante la contienda. A lo largo de los años cincuenta sus apariciones en cine fueron más esporádicas; apenas destacan sus trabajos en Pánico en la escena (1950), de Alfred Hitchcock, y Encubridora (1952), de Fritz Lang, uno de su western más especiales.


Sus apariciones posteriores dejaron la impresión agridulce de quien supo dar todo lo mejor de sí en papeles en donde la belleza, marchita ya por el paso del tiempo, transmite una cierta añoranza de tiempos mejores. Es así como se recuerda su trabajo, siempre efectivo, en Testigo de cargo (1957), de Billy Wilder; Sed de mal (1958), de Orson Welles; y ¿Vencedores o vencidos? (1961), de Stanley Kramer. En los primeros años sesenta decidió abandonar prácticamente el mundo del cine, dedicándose con intensidad a la música, actuando en directo y grabando numerosos discos tanto en Europa como en Estados Unidos.


Marlene Dietrich se convirtió en uno de los mitos del cine, y como tal fue reverenciada por muchos espectadores que acudieron en masa a ver todas sus películas; fue una actriz con gran variedad de registros expresivos que engrandeció con sus canciones y actuaciones de baile. Por su fascinante personalidad (arrolladora en muchos instantes de su vida), se convirtió en la mujer fatal arrebatadora y enigmática que, más allá de representar en sus papeles, interpretaba durante su propia vida. Sus hermosas piernas y la voz ronca han quedado como iconos (visuales y sonoros) representativos de una trayectoria que se movió en los márgenes de un romanticismo abocado, irremediablemente, a la fatalidad.